SINERGIA IDEOLÓGICA
(UN INSÓLITO KIOSCO)
Insólito kiosco de hoy…
Resalta en sus estantes
ausencia de golosinas…
Nada es dulce…
Una caja con balas,
simboliza la muerte.
Un depósito de manoplas,
la violencia.
Una cruz, un Cristo,
el dolor.
Su corona ensangrentada,
el morbo.
Un plato de esqueletos humanos,
el vacío.
Allí,
todo se vende,
todo se cotiza
Bolsa de valores invertida
en el sufrimiento del ser.
Abismos
que abren sus bocas
para recibir clientes.
Así fueron pasando
en su registradora,
Hiroshima…
Chernobyl…
Torres Gemelas…
Mutaron el Corán,
la Biblia,
a Buda
y a Krishna Murti.
Cubrieron de pólvora
la Palabra…
y avanzaron…
en la búsqueda del hombre,
que transformado en carroña
gritaba ¡ AMOR…!
El hombre con el hombre,
el género humano
Ese kiosco…,
el mundo.
Instintivo y racional
creador del octavo pecado:
Discriminación a la Vida.
Ya no es desprecio,
no es odio.
Discriminación…
Natural, muy natural
demasiado natural,
a la tierra,
al agua,
al aire,
y a quienes los habitan
La vida no cotiza,
cotiza el horror.
La ley de la oferta y la demanda
fagocitó el amor
y sublimó el desprecio.
¿Cuál es el mensaje?
Tan solo un niño
abandonado,
extraviado,
que busca un abrazo
anónimo
Ese niño,
es la vida.
El gen,
habitáculo del alma,
que existe, que está…
y resiste,
el Amor…
Sin embargo,
de entre cenizas… no,
¡Apoyados en esas
sinergias ideológicas!,
volveremos a vernos
cara a cara,
paso a paso,
peso a peso,
en el mismo kiosco,
en la misma calle,
con el mismo hambre
y una nueva esperanza:
que de esa sinergia,
(conjuro de espíritus rebeldes),
resurja el Amor,
el Ser que hemos sido,
el Ser que hemos vivificado,
el que eternamente
debemos ser.
Natural,
con naturaleza,
sin espejismos,
sin márgenes,
sin fronteras,
sin distancias,
sin discriminación…
Unión de vocaciones
por encima del individuo.
Acción y resultado:
El gen y el bien
Sinergia ideológica
que sepultará
inexorable,
definitivamente,
a ese insólito kiosco…
No existe verdad que no pueda expresarse, el triunfo sobre el mal lo acciona la bondad, el bien del ser y del gen.
Cuando la suma de intereses grupales que están por encima de los intereses individuales (sinergia) se elevan en aras del bien común y de la comunidad.
Ésta obra nace de una idea de mi amigo Carlos Facini, con quien compartimos una cosmovisión pletórica en esperanza hacia el ser humano, en su realización a partir de valores e ideales franciscanos, en la búsqueda de comunidades íntegras, despojados de visiones xenofóbicas y discriminatorias, capaces de revelar lo profundo en la unidad y el esfuerzo como milpa espiritual de una sociedad que aún cree.
Carlos Alberto Giménez
Ushuaia, Tierra del Fuego
Agosto de 2008
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