Toda la vida se basa en palabras, ellas construyen poco a poco el hoy, rememoran el ayer y proyectan el futuro.
Las palabras sabiamente amalgamadas por los diccionarios de la vida, con sus páginas amarillentas alimentan nuestra avidez de mensajes, que cobran magnitud cuando el alma quiere expresarse.
Bienvenido a mi mundo de letras
Para aprender A escribir un cuento Lo único que debes Aprender es ésto: Busca tus palabras Ríndete a su vuelo Así, (y sólo así) verás tu alma Surcar horizontes de sueños
Y si... ríndete al vuelo de tus palabras. Ellas irán hilvanando poco a poco, una a una, tus frases para que traigan a la realidad cotidiana a esos sueños que habitan tu alma, y que aún te falta descubrir.
En mi taller "Busca tus palabras", realizamos una tarea sobre versos concatenados. Se trata de hilvanar frases que tengan o contengan palabras que la preceden, sin que pierda sentido. Algo así como sumar sentencias para caer por decantación en una conclusión.
Este es el resultado de ese ejercicio, lo comparto contigo. (NOTA: la imagen la tomé de Internet, no sé a quién pertenece)
La
noche del verano fueguino tiene matices muy particulares. Uno de ellos, tal vez
el más notorio, es que se puede, literalmente, ver las estrellas sumergirse en
el mar allá a lo lejos, mientras la luna recorta su esfera en el abrigo oscuro
del universo, y halla a su gemela en el reverberar del océano.
Rolando,
chofer de una remisería local, por el contrario de los demás compañeros de
trabajo, prefería el turno de la noche.
Alrededor
de las siete de la tarde tomaba su turno cuando el chofer diurno le entregaba la
unidad recién lavada.
Verificaba
el coche, las cubiertas, combustible, la higiene general, se apoyaba haciendo
un poco de presión sobre los paragolpes para controlar los amortiguadores, y
luego revisaba si llevaba la documentación, si tenía cambio suficiente para
vuelto, y si estaban: el croquis de zonas, el talonario de facturas y el de vales de cuenta corriente.
Luego se acomodaba en el asiento de conductor, saludando al operador de la base
para probar el buen funcionamiento de la radio y avisaba su disponibilidad para
trabajar.
Su
carácter generalmente era estable, su gusto musical rondaba siempre canciones
tranquilas, de estilo romántico, “de poco ruido” como la gustaba decir a
Rolando, y que generalmente cae bien a todo pasajero.
Cuando
terminaba un viaje, y hasta tanto le adjudicaran otro, le gustaba bajar por las
calles perpendiculares a la Avenida Maipú,
porque éstas parecían cortarse de golpe para dar la vista al mar.
Disfrutaba
mucho la temporada estival, cuando la noche demoraba su capa llegando muy de a
poco sobre la ciudad, y provocaba un eterno crepúsculo que mutaba sus colores
sobre las montañas.
Cada
noche tenía un tiempo de quietud, generalmente entre las dos y tres de la
mañana, cuando ya empezaba a saludar la claridad del nuevo día, y retomaba ritmo
el trabajo, ...en ese
horario a Rolando le gustaba mucho detenerse frente a la Bahía, bajando un momento
del auto, del cual dejaba los vidrios bajos para escuchar un eventual llamado
del operador de la agencia.
Y allí,
en ese instante, el hombre abandonaba se esencia de chofer para transformarse en
un ser lírico y romántico, capaz de misturar con sabia bohemia, la nostalgia y
el ensueño con su esperanza de amor.
En ese
mismo instante su mirada dejaba de escudriñar el espejo retrovisor, para mirar
en retrospectiva la profundidad del alma.
Y allí
lo visitaban los duendes de un pretérito no muy reciente.
Rolando
hacía diecisiete años había llegado a la Isla de Tierra del Fuego buscando mejorar su
horizonte laboral. En ese tiempo las fábricas prometían mejor reconocimiento por el esfuerzo,
y todo aquel que fuera capaz de ponerse el overol sin prejuicio, aunque su
formación diera para otro espectro, tenía augurios de éxitos inmediatos. Así de
generosa se mostraba Ushuaia, su capital, con quienes no discriminaban tareas.
Y fue
operario común, para luego ser reconocido como especializado, y al final del
tercer año en la fábrica, fue incorporado al área administrativa.
Allí
hizo sus diferencias, juntó dinero durante seis años para volverse a su
Escobar, en la provincia de Buenos Aires.
Pero no
se dio como lo esperaba…
Ni su
antigua novia, ni posibilidades laborales, ni siquiera su grupo de amigos
estaba como antes, cada uno en ocupaciones distintas, con su vida encaminada.
Todo
tenía un perfil diferente, y para colmo de males, sus recursos se fueron consumiendo
de a poco, mucho antes de volver a encontrar trabajo como dependiente de una
pinturería.
¿Qué
hacer? Rolando buscaba discernir sobre esa retórica, pero su sentido común no le
hallaba respuesta.
Por
decantación... nuevamente al sur, Otra vez andando y desandando calles San Martín,
Deloqui y Gobernador Paz, dejando currículum en toda oficina que pudiera.
Y así,
lo llamaron de un supermercado, y luego de una entrevista estaba trabajando
nuevamente, esta vez como cajero.
Toda
vez que sus tiempos se lo permitían, se dedicaba a escribir, viejo hábito que
fue su terapia durante los inviernos de dura nostalgia.
Toda
vez que abría el viejo cuaderno donde iba acumulando sentimientos, de sus
líneas parían frases que inevitablemente la contenían a ella, hábilmente
maquillada de nostalgia y fortaleza.
Cuando al
fin pudo comprar nuevamente un auto casi cero kilómetro, inmediatamente
intentó ponerlo a trabajar como taxi o remise.
Un buen
día las cosas se dieron como esperaba, dejó el supermercado y se dedicó a
trabajar con su propio auto.
Esa
noche, al tiempo que esperaba algún llamado frente a la bahía, su mirada
buscaba profundidades en el mar, mientras la figura de su antiguo y eterno amor
le sonreía desde sus ondulaciones.
Con
ella en las retinas, atendió al operador de la central que le indicaba tomar un
pedido en la esquina de San Martín y Roca.
Por
esas cosas indescifrables de la vida, su pasajero era yo, y debía trasladarme
hasta la calle Cipriano Reyes, del Barrio San Vicente.
Ni bien
tomó el pasaje, Rolando comenzó a contar de a poco su historia, que es bastante
común a la mayoría de los hombres que arriban a Ushuaia: sostener un mejor
trabajo a cuesta de extrañar lo que se deja en el norte.
Al poco tiempo de ésto lo llamé para regalarle un poema que me fuera inspirado esa
noche, sobre todo porque en sus palabras había notado la sinceridad de una historia en común, la nostalgia , una misteriosa rebeldía y el sueño de sostener lo que se
espera.
Comprendí
su estado de sensibilidad, porque los que esperamos que puedan venir del norte los
seres queridos, a veces dudamos y otras confiamos con esperanzada fe, oscilando
como un péndulo entre una sensación y la otra…
"PENDULAR"
El hombre frente a la bahía,
apoyado en la baranda
Hundida en pleamar,
buceaba su nostalgia:
“Cuando todo te trae, te habita y
te predice
Cuando todo te nombra, cuando todo
te reclama…
Te presentas en cada espacio, en cada sombra,
El tiempo y la distancia se agigantan en mi alma
En las luces que trepan los autos a lo lejos
En la ruta que ayer me alejó de tu mirada
No sé en qué niebla nocturna estaremos juntos
Ni qué espacios delatarán las siluetas
Que abrazadas se dejaban platear de luna
Bajo un alero furtivo que aún nos recuerda
Tu ausencia aletea un horizonte incierto
Con tu primavera recordándome que existes
Siestas robadas, abrazos de nieve
Paraíso y lenga, generoso y triste
Y luego… el silencio, polvoriento, profano
Palabras lluvia, promesas viento
No volvimos a vernos, ni una carta, ni llamadas
Sólo mis latidos denuncian que aún te espero
¿Dónde estarás ahora, a dónde irán tus besos?
¿Quién beberá de tus manos sus caricias más intensas?
“Concordia,
ciudad del norte entrerriano. El otoño comenzaba a presentar sus credenciales
en el año 2003, era la noche del 19 de abril, (por rara coincidencia, Día del
Aborigen Americano)
El
aire tenía la humedad de siempre, y entre abatido por el calor y cansado por
las tareas del día, miraba televisión.
En
realidad no tenía otra cosa más importante para hacer, y la hora no era la más
apropiada para otros menesteres.
En
los canales de noticia siempre el hecho circundaba la delincuencia. Un robo
aquí, un asalto allá, y por otro lado la moda de esos días: un “secuestro express”,
por supuesto ningún medio hacía referencia a los derechos de los habitantes
originarios al celebrar su día, pero eso… lo dejo para otro cuento.
Era
el tiempo en el que los medios se disputaban la primicia de transmitir asaltos
con toma de rehenes, como si fueran verdaderos “reality”, en vivo y en directo.
Yo
intuía algo raro en las transmisiones… puse atención y me dí cuenta que esa
noche todos los canales se ocupaban del mismo tema, trascendental y excluyente:
tropas de los Estados Unidos habían invadido y estaban bombardeando Irak.
En
algunos canales se podía ver al Presidente del país del norte que arengaba a su
pueblo recordando un 11 de septiembre, cuando agentes de la guerrilla
internacional habían atentado sobre emblemas superlativos de su identidad,
desafiando al poderío de su defensa nacional y generando un sinnúmero de
víctimas fatales.
Justificaba
su reacción con un impensado y “sano” propósito de exhortar al desarme de
materiales nucleares, a la vez de establecer un novedoso sistema democrático en
el país invadido.
Mientras
en breves spots, casi como publicidad, mostraban imágenes de bombas que caían
en la silenciosa noche de alguna ciudad iraquí, mediáticamente distribuidas por todo el
mundo, ostentando los beneficios de una globalización que, abocada a difundir
hechos de ésta naturaleza, difícilmente puedan enorgullecer a alguien.
Y
al día siguiente, como para ponerle un tétrico moño al paquete publicado,
mostraban en fotografías las consecuencias de los estallidos de la noche
anterior.
Te
puedo asegurar, amigo que me lees, que nunca me fastidió tanto el avance de la
tecnología al servicio de la noticia. Sin dejar de reconocer que se trataba de
una realidad a la que no podíamos dar la espalda, ni hacernos los distraídos,
aunque… bien podríamos bajar el nivel de morbosidad en la publicación.
No
podía apartar de mi mente la acción miserable de los atentados, ni la detestable
reacción de la invasión y la guerra. Agravada por la forma cruel, vil e indignante
en la que un gobernante ordena iniciar desde un escritorio, atrincherado en su
búnker privado, con ujieres y custodia que lo protegen de todo riesgo.
Cruel
porque no diferencia entre soldados y habitantes del país rotulado por su
entorno como "el enemigo". Vil porque difícilmente pueda el fragor del momento
apreciar si se dispara contra uniformados o civiles, hombres o mujeres, niños o
mayores. Y finalmente indignante porque descaradamente sostiene que no se trata
de una represalia de un gigante sorprendido en sus fueros más representativos, ni
el interés por el petróleo de medio oriente, sino que expresa que su objetivo es
instaurar un sistema democrático y lograr el desarme nuclear de Irak, como potencial enemigo público mundial.
Ese
ruin pretexto, pusilánime e inconsistente alcanzó para justificar una nueva
guerra
Maldita
guerra…
Se
hace imposible hablar de armonía durante una guerra.
La
imagen de la muerte atrofia cualquier expresión de paz.
Los
mensajes de concordia abortan ante la presencia del misil.
La
pólvora se señorea por las calles, las balas rapaces buscan su presa…
Todo
es oscuro, el horizonte se cubre de humo.
¡¡Maldita guerra…!! Aunque
esté a miles de kilómetros.
Tal
vez por eso, mi pluma inquieta me fue formando éstos versos para una canción,
que por esas cosas de Dios nunca tuvo música, como que el silencio es el mejor
acompañamiento para tanto dolor.
Comparto
esos versos contigo, de los cuales no me ufano ni mucho menos me enorgullezco (muy
por el contrario, a pesar de los años transcurridos, todavía me pesan…)
Hemos visto luces apagar su esfera
Hemos visto noches relumbrar horrendas
Y lo descubrimos, aun sin saberlo,
El mundo de luto, de frente a otra guerra…
La guerra es muerte, oscuro telón
Escenario estéril, aplauso de sombras
Mientras George cómodo, ordena un ataque
Sentado en su búnker, confort y custodia.
Llora un niño herido su canción de invierno
La pólvora estremece el candor del aire
Lucha desigual, que recrean los medios
Imágenes crueles, dolor y barbarie.
Se truncas las vidas, estupor y muerte
Jóvenes que abortan proyectos y sueños
No es guerra de credos, mentiras de alguien
Que quiere del petróleo, ser su nuevo dueño.
Por eso es que ahora, en alto proclamo
A toda voz mi ilusión de paz
Mi voz se hace eco de la voz de ustedes
Como una paloma vuela en libertad
(Aunque si en el mundo la codicia impera
Será muy lejano el sueño de vivir en paz)
Creo,
mi buen amigo lector, que no da para más comentarios tan horrendo tema.
Solamente quiero compartir contigo algo que sospeché desde el principio, desde
el primer momento:
Luego
de tanta muerte y destrucción en Irak, nunca
encontraron materiales bélicos nucleares, ni el país invadido goza de una
democracia en paz…”
Nacido en Santo Tomé (Corrientes) Creció en Concordia, Entre Ríos donde realizó sus estudios primarios y secundarios. Casado, padre de familia, escritor por vocación, tiene publicado dos libros "Por qué soy laico" donde refiere su vida cristiana y recita las 14 estaciones del Vía Crucis en versos. "Breves reflexiones de vida" de cuentos cortos con reflexiones. Radicado en Ushuaia desde 2004, coordinador de concursos literarios de La Voz Fueguina, revista cultural dirigida por Norma Noguera, periodista de vasta trayectoria. I Premio Poesía en Bodas de Plata de la Pquia. María Auxiliadora, participante en la XV Feria del Libro de Río Grande, T. del Fuego. Ayudó a la edición del libro "De cuentos y algo más" de Ignacio Gomez Vargas, precoz escritor (11 años) de cuentos para niños, colaborando con el diseño, compaginación e ilustración.
También compaginó y diseñó la Antología Semántica Interior, publicada en Agosto de 2009.
Participante de la Unión Hispanoamericana de Escritores por la Literatura y la Paz.
En Abril de 2010 realizó una muestra litararia con obras sobre los Pueblos Originarios de América.
Y editó en Noviembre de 2010 el libro de poesías Sin Límites de Editorial Utopías
Sin Límites - de Carlos Alberto Giménez
-
*Aleteas*
*presurosa.*
*Acaricias…*
*Inquietas la pluma,*
*el tiempo,*
*la expresión.*
*En tu vuelo*
*de castálida*
*tocas, te alejas.*
*Revoloteas*
*el pens...
Libros de Historia
-
Absorto
en la historia
de un libro anónimo
hallo despojos del origen.
Haciendo equilibrio
en el filo de sus hojas
renazco a un pretérito
de ensalmos sin ...
LA VISITA A LA IMAGEN DE LA VIRGEN DE ITATÍ
-
MADRE DE LAS PIEDRAS BLANCAS
Es exquisito el sabor que genera al alma la dulce imagen envuelta en el
manto celeste de la Virgen de Itatí, como su mirada ...