He sembrado letras en mi alma,
Las regué en lo cotidiano
Con la sensibilidad
Propia del ser
Con avidez de cultivos
Al tiempo coseché
una hilera interminable
de palabras laboriosas
que se fueron hilvanando
para agradecer
esta noble sensación
de estar vivo
Veloces mis palabras
afanosas,
ágiles
precipitadas,
me esforzaron
para disciplinarlas,
para darles el tiempo
del pensamiento
el ritmo de la razón
eclecticismo nato
del juicio medido
aforismos impolutos
del ser metódico
Pero hubo un fin…
Se rebelaron
para decir
lo que querían decir
Desde la esencia
desde su propia raíz
me exhortaron a llamar
alma al limo
madre al rizoma
alimento a la lluvia
familia al bosque
Se cercaron de agudezas
y me exigieron
dar gracias desde siempre
por los tiempos
del poeta
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