La suma de horas de la vida
como engranajes de una máquina perfecta
me ahogó en su mar de gestos
Me inundó de misterios
a develar en aleteos impares,
las semanas me acunaron
en terrones de sol
extractando el rocío de las cosas
secándome en un mediodía
de aromas.
de aromas.
Y fue pasando la vida…
Un día el amor me visitó
con cuerpo de mujer,
con cuerpo de mujer,
con gestos de novia,
con ilusión de vestido blanco.
En noches de vuelo
gestamos los hijos
gestamos los hijos
para vivir juntos
un milagro de miradas,
un milagro de miradas,
de manecitas tendidas,
de labios de destetes
que balbucean amor
en medias sílabas
No hemos tenido el tiempo
para repartirlo
con las obligaciones
con las obligaciones
de alimento y de vestido
Y vivimos apurados
los deberes de padres
y de amantes
los deberes de padres
y de amantes
Hoy nos miramos…
No hemos tenido el tiempo
que hubiéramos querido darnos
para vivir la paternidad
sin despojos, sin retaceos
Para vivir la plenitud de la unión
en un desayuno de amor,
un domingo de siesta,
una luna dulce de caricias
Miramos hacia el fondo de la vida.
No hemos tenido tiempo
¡Qué paradoja….!
El tiempo nos dejó sin tiempo,
mas en el otoño de la vida
estamos fabricando días
para regalarnos sus horas
y recuperarnos
a cada instante…
No tener tiempo, a veces, hace postergar y vivir con más plenitud esos momentos deseados. ¡cuánta humanidad, cuánta profundidad, cuánta vivencia de amor en tus palabras! Hermosa poesía!
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