Y el Día D llegó.
A las 4 del 2 de abril de 1982 sonó la
diana,
el
gallo militar,
para
el personal de la Fuerza de Desembarco.
Madrugada…
Malvinas argentinas,
Soldados, hermanos,
Logística, apoyo, Patria, estruendo…
Gritos sinceros de alegría efímera
Pabellón soleado ondeando altivo
Cascos, fusiles oxidados
Londres…
Acción y reacción
Armas sofisticadas
Desconocidas
Que hallaron fácilmente
Defensas sin preparar
Cerco… muerte.
¿Quién preparó esa emboscada?
¿El enemigo… o el propio Jefe?
No dudes, argentino de hoy.
El que encabezó esa gesta,
fusil en mano y pies mojados
lo hizo con el alma
con la piel y con la sangre
con su conciencia patriótica
en la voz y en las manos
No le importó
el fusil que se trababa,
la pólvora húmeda
Ni se enteró
que su victoria tenía
fecha de vencimiento
El héroe
El verdadero
El que estaba en el campo
En la trinchera
En el humo de guerra
A él mis versos
A su bravura
A los Pucará
Al escuadrón de lucha
que enfrentó a los gurkas
A ese soldado que creyó
Con fe en los suyos
Con ilusión de patria
Con apetito malvinense
Atesorando fronteras
El héroe no supo
Del “manotazo de ahogado”
De un falso gobierno
Que quiso cultivar
Su página en la historia
Regada con sangre
De inocencia ajena
El héroe
El mismo que hoy
Abraza emocionado su bandera
A él la sociedad tiene pendencia social
A su dolor, que luce con orgullo
Y a su voz, que pocos escuchan
Por él mis versos dolidos
Porque la mentira de entonces
Nos ganó a todos
Y todos creímos en la hazaña
Por la que sólo él pagó
Héroe de Malvinas
Mi emocionado homenaje
Que encierra todo el orgullo
De sentirte de nuestras huestes
Más profundas
Y más sentidas
Tu victoria es sólo tuya
La derrota es nuestra…
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